Didáctica centrada en procesos

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La educación tradicional ha venido dándole un énfasis excesivo al contenido que debe ser enseñado, sin darle importancia al proceso mediante el cual se aprende tal contenido. Podríamos hablar entonces de un enfoque centrado en contenidos, en contraposición al enfoque centrado en procesos.

En este sentido, el enfoque centrado en contenido es aquel que tiende fundamentalmente a «llenar» de información al estudiante. Lo induce a memorizar sin comprender, a repetir algo que no se entiende, algo que no se sabe cómo aplicar y que rápidamente olvidará. En contraste con esto, el enfoque centrado en procesos se preocupa, ante todo, por la manera en que el estudiante aprende y comprende. Es decir, lo ayuda a tomar conciencia sobre el proceso que está realizando.

Ahora bien, ¿qué habilidades cognoscitivas debe adquirir el estudiante para afrontar su propio proceso de aprendizaje? Es necesario que el estudiante aprenda, por ejemplo, a:

  1. Observar y establecer con claridad y precisión las características de una situación u objeto.
  2. Establecer relaciones de semejanzas y diferencias entre elementos.
  3. Agrupar conjuntos y subconjuntos de elementos.
  4. Distinguir partes dentro de un todo mayor.

Procesos como observar, comparar, clasificar y analizar se encuentran involucrados en las habilidades mencionadas anteriormente y están implícitas en los objetivos de los programas de las asignaturas del nivel de educación inicial (también denominada educación preescolar o educación parvularia) y de educación primaria. Veamos a continuación en qué consisten algunos de estos procesos.

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Observar es un proceso que realizas a diario en tu vida a través de la utilización de los sentidos. Este proceso te permite la adquisición senso-perceptiva de la información y, por ello, tiene vital importancia durante la fase de «entrada» del acto mental. Mientras mayor sea tu marco conceptual, tendrás más datos por procesar y la respuesta será más completa y creativa. El observar cuidadosamente te lleva a establecer las características y a realizar una buena descripción, sea de personas, animales, objetos o situaciones.

     Comparar, por su parte, es establecer relaciones de semejanzas y diferencias entre dos o más situaciones u objetos en términos de la misma característica, variable o parámetro. El término variable se refiere al tipo de características. Por ejemplo, tenemos las cantidades de 15 metros y 16 metros, estas son características referidas a la variable longitud; blanco-gris, son características de la variable color; grande-pequeño de la variable tamaño.

       Tal como lo indica Heller (1995), «cuando hablamos de comparación no basta, sin embargo, quedarnos en el sólo establecimiento de diferencias y semejanzas, se hace necesario guiar el proceso de razonamiento hacia la diferenciación de aquellas características accidentales y aquellas esenciales que hacen que el objeto analizado sea lo que es. (p. 96)

Ahora bien, la ejercitación sistemática de la conducta comparativa propicia su práctica de manera espontánea y natural y permite avanzar conscientemente hacia procesos más complejos como el de clasificación. La clasificación es la agrupación de los elementos de un conjunto en subconjuntos, clases o conceptos; es dividir en grupos de manera que ningún grupo sea vacío, ningún elemento pertenezca a más de un grupo y la suma de los elementos de todos los grupos equivalga a la extensión total del conjunto (Ríos Cabrera, 2001).

En tu vida diaria clasificas constantemente, por lo tanto es necesario que reflexiones sobre cómo hacerlo en forma sistemática y consciente. Los pasos que has seguido para el proceso de clasificación son:

  1. Observar detenidamente.
  2.  Determinar la variable o parámetro.
  3. Determinar la(s) característica(s) esencial(es) de una situación u objeto que permite(n) agruparlos en clase.
  4. Determinar las sub-clases que se pueden formar.

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     En otro orden de ideas, analizar es descomponer el todo en sus partes. Es establecer relaciones entre el todo y sus partes y entre las partes mismas. Un mismo todo puede ser descompuesto de diferentes formas. Esta posibilidad depende de los elementos que lo conforman y de las relaciones que se establecen entre las partes. El objetivo que se persigue determina el tipo de análisis a realizar.

El análisis es una operación que facilita el conocimiento del mundo que nos rodea porque permite apreciar las personas, situaciones y objetos en un corto tiempo, aspectos que facilitan la toma de decisiones y contribuyen a mejorar las relaciones entre los seres humanos. En este sentido, el docente debe ayudar al estudiante a tomar conciencia del proceso que está realizando y de los pasos que este involucra, para que pueda aplicarlo a otras tareas y situaciones de la vida diaria. Esto ayudará a que no se limite a memorizar un contenido específico sobre el cual será evaluado. La transferencia del proceso garantiza un aprendizaje permanente.

      Por último, la síntesis es el proceso mediante el cual combinamos elementos diversos para formar un todo, ya sea a través de la reconstrucción del todo original (la integración de las partes separadas previamente a través del análisis) o de la  integración de las partes en un todo coherente (los elementos pueden ser combinados en diferente forma dando origen a un todo distinto al original).

El desarrollo de los procesos tratados, permite apreciar lo que el docente debe promover en una didáctica centrada en procesos a través de la acción, la interacción y la reflexión. El propósito fundamental del enfoque centrado en procesos es que el alumno, además de ser capaz de aprehender un contenido en particular, adquiera una serie de destrezas para  recolectar, procesar y transmitir información. En otras palabras el estudiante debe saber lo que aprende, cómo lo aprende, mediante qué pasos y estrategias, qué dificultades le pueden impedir en un momento dado adquirir un conocimiento o resolver un problema y cómo superarlos. 

Referencias:

Heller, M. (1995) El arte de enseñar con todo el cerebro. Caracas: Biósfera.

Ríos Cabrera, P. (2001) La aventura de aprender. Caracas: Cognitus.

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